La foto 1 muestra al pescador sosteniendo a un lucio que, por las dimensiones de la cabeza, es de muy buen porte. Está hecha con un objetivo gran angular, para poder incluir en el fotograma el mayor número de elementos posibles, y retratar que el lucio ha sido pescado a lance con un pikie de Sama, con una caña de 270 centímetros, y desde orilla. Se aprecia un picado de la cámara, apuntando de arriba abajo. Queda patente que el lucio pesa lo suyo, y al pescador le cuesta sujetarlo, con el equipo pendiendo entre sus brazos. Como el protagonismo se lo estamos dando al señuelo, situado a la izquierda del plano, en vez de al lucio; la foto, y la apertura de campo del objetivo, hacen que todo se distorsione, y que el pez sea el peor parado, puesto que parece mucho más pequeño de lo que en realidad es.
La foto 2 retrata a este lucio como lo que es, un ejemplar de categoría. En ella observamos que el equipo no aparece en la imagen, y el pescador puede colocar al pez en una posición más cómoda para ambos. Ahora, el contrapicado ha hecho acto de presencia, para coger al pez y al pescador de abajo a arriba, y el flash de relleno ayuda a aportar un poco más de luz a la escena, al tiempo que “mata” las sombras no deseadas, tan propias del contraluz. El pescador mira al protagonista, el lucio, mientras que en la anterior foto, miraba a la cámara. El encuadre horizontal es intencionado, para conseguir la típica imagen que termina siendo la foto de apertura de un reportaje para una revista. La diagonal que forma el cuerpo del lucio, y el desplazamiento del pescador a la izquierda, son imprescindibles para que la composición sea perfecta.
2 comentarios:
La verdad es que si que engaña la primera foto con el tamaño del lucio.
Un saludo
Me gusta como mezclas en tu blog cosas tan interesantes...que muchos damos por hechas pero en las que tenemos mucho que aprender.
Enhorabuena y saludos
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